A mediados de los años 70 mi padre, Jesús Lence, estuvo a punto de perderlo todo. Para evitar la quiebra, decidió aceptar como pago de un cliente tres camiones para transportar leche. Así nació Leche Río, que hoy conoces como Río de Galicia, fruto del espíritu de superación de nuestro fundador.
Nuestros productos son el resultado de la ilusión, el esfuerzo y la superación diaria de todas las personas que formamos Río de Galicia: empleados, ganaderos y nuestros proveedores.
Queremos transmitirte nuestra actitud positiva para que recuerdes que, aunque a veces se rompa tu cántaro lleno de esperanzas, cada amanecer es una nueva oportunidad para hacer florecer tus sueños.
Leche Río de Galicia alimenta tu espíritu de superación.
